donde el beso enardecía los sueños
y las palabras se alimentaban
de largos silencios.
Labios mudos que llenaban los espacios
con caricias que nunca preguntaban.
Desnudos de recuerdos
en una entrega más allá del pensamiento
condenados al pecado
que peca por inocente, por devoto
a la pureza simple del amor.
Atrapados, perplejos
entre una sonrisa y una lágrima
que desprendían
la intensidad del instante
mientras la verdad y la idea
batallaban con nuestras realidades.
Los huesos de lo que fuimos
no descansan en paz.
Hoy he renunciado
a todas las luchas
para ser una voz errante
huérfana de batallas.
Abandono un mundo
que me abandonó hace tiempo
donde fui solo pasos
mendigando caminos.
He comprendido
que fuera de mi
no hay donde llegar,
que las paredes mienten encierro
porque la libertad
no se mide en metros,
y que el universo entero
puede ser una brutal cárcel.
La libertad está en el pensamiento, en el corazón. Las prisiones nunca podrán acabar con la LIBERTAD, las personas tienen ya desde que nacen esa cualidad que les da dignidad y sin ella serían meros robots.
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