La Liga latinoamericana de Artistas es un movimiento creado desde 1990 por Alonso Jiménez, con una orientación filosófica clara, existir en plena y total libertad de creación y expresión. El colectivo opera desde varios países, especialmente en el campo de la plástica, la poesía y el ex libris, sin embargo, se muestran caras diversas del arte, vinculándose necesariamente a otras artes como el teatro, la danza y la música, sin recurrir a patrones lógicos, ni estructuras rigurosas.

LIGA LATINOAMERICANA DE ARTISTAS

Quien se acerque cuidadosamente a estas páginas, podrá advertir los atributos generosamente expuestos en ellas, sin otra pretensión que mostrar la diversidad y el aliento de las distintas artes.

A parte de la plástica, la virtud de la palabra emerge con un espíritu no empañado de vanidad; podría decirse que este es un ejemplo de personas liberadas de lo verboso, no por medio de máscaras, sino con el ejercicio de ir a la idea para beber de ella su signo preciso y aplicarlo a las rarezas del verso con influjo y dominio de la soledad, la música, las ausencias o los reencuentros.

El sentido de lo vital se funde en la desnudez de la imagen y en la carne de lo lírico, pero para ver este acto es necesario tener un consecuente afán de sentir cada letra, cada mancha o cada línea, así, usted podrá darle el nombre exacto a este atrevimiento poético. Quisimos excluir lo innecesario y dar cabida al valor de la naturaleza afectada por la emoción de un poeta o un pintor, llamados también a desentrañar y a curar en parte, la fatiga de la humanidad.

Alonso Jiménez.


(Tomado de Antología de Poesía colombiana. Liga Latinoamericana de Artistas. 2009)

sábado, 20 de julio de 2013

Once poemas de Coral Ochoa



Ha pasado un año, quizá dos desde la ausencia, los ojos en llanto y la garganta reseca, comencé a congelarme desde dentro, las vísceras podían escucharse crujir como hielo seco, era el inicio de todo lo que toco, lo que despedazado se retuerce como un cristal a punto de ser soplado, es el viento, el aire ensortijando mis cabellos, la luna circular bajo la aurora de mi pecho, son estas manos a punto de no escribirte, de no desearte, de seducirse por la polaridad del norte, del casi azul del tono blanco que puede ser mi piel en congelante, es un escalofrío eterno por las orillas del cuerpo, por la silueta deseosa, un recorrido incierto pero atemperante…fino y ejemplar paso a desnivel, soplar con  la ventana abierta, la pupila, los sentimientos, ¿dónde me voy a buscar después de congelarme bajo esta luna milagrosa?, ¿dónde poner a calentarme bajo este mediocre sol  de embarcadero?






  
Entonces me haces falta… me descubro pensando que estos días ya no te escribo, sufro de olvido,  mala memoria,  simplemente  nos hemos ido… el uno de otro, de los viejos pasillos, de las cafeterías del centro y las librerías de viejito,  somos dos perdidos, extraños que se empeñan en no buscarse por temor a verse de nuevo…reflejados, involucrados en ellos, como espejos que ambulantes se pervierten entre necios.






Confieso, cómo no pensarte en la tormenta de mis días, cómo no quererte una y otra vez en estos meses donde la tierra se impregna de humedad y nace la vida, necia la mano que te escribe, los ojos que siguen viéndote entre sueños, las frases que no se cansan de hacer liturgia para tu llegada, monopolio de este raquítico lamento, confieso… te confieso la derrota.
Y aunque hoy busque tu carne, ese corazón podrido, lleno de arterias, latiendo sin mi voz, fluyendo sin mis remedios caseros… no deja de ser un hueco en este pecho, un barquito de papel en mi interior.







Tú… el hombre… timón de mi barco, viento de mi puerto, mar en que navego.
Yo… la mujer… barco que se adentra en tu marea, ancla que se hunde en tu virilidad,  vela que se deja llevar por tu viento.
Nosotros… nada…cuerpos en la húmeda soledad perpetua.








Ahora que  somos dos cuerpos enmudecidos… silente compás de tu boca en la mía.
Hablo y escucho el dialecto primitivo del amor, canto que se forma cuando a dos manos recorro el mundo…lenguaje primigenio de lenguas enredadas en un solo verso, figura sonora de tu cuerpo en mi cuerpo… eres en cada espacio: la nota musical perfecta, la balanza de mí en esta tierra…resonante golpe de tu corazón contra mi pecho, rítmica respiración cuando somos dos serpientes  enredadas, cuando buscas penetrarme y yo me ofrezco.
Ahora que somos dos cuerpos enmudecidos…  yo pienso en tu luz iluminándome por dentro, en tu voz secando mi sed.







Existen días que se olvidan de mí, como cántaros rotos que se vuelcan en las rodillas del sediento, días que presumen de mi ausencia, fantasmagórica imagen donde no existo, dónde los transeúntes se revuelcan entre mi cuerpo transparente de recuerdos, días donde ellos me destierran del horario y la misericordia de la memoria.
Existen días que se olvidan de mí, fotos donde no estoy, compañeros que nunca tuve, nombres que no conozco, donde no me busco, donde no me encuentro, tengo días que se han escabullido de las manos, infantes retratos de color negligencia, pasajes secretos de la soledad, miradas que no me pidieron las viera, bancas individuales de los otros que no soy.







Me complace la nada:
no saberte.
Me complace la soledad:
esta muerte… miento






  

Ayer comí mis ganas de saber de ti, verte vivo en la palabra para arrancarme a tirones con la verdad, realidad de mis ojos sin llanto, mujer sentada a tu derecha, pregunta justa en el momento menos indicado… ayer caminé por el retorno de no saberte mío,  coserme los labios con el humo del cigarro, abrazarte fuertemente para que entre mis brazos se fueran las sílabas rotas: quédate a mi lado, déjame alimentarme de tu pecho, tómame de la mano y vamos a desaparecer.
Ayer cayó el asombro por la madrugada, como pájaros cantando en el eclipse, lunas que sin llenar se llenan de ti, ayer me quedé sentada a la orilla del camino, despidiéndome con una sonrisa … que los días siempre pasan de prisa con la huella distante del ayer.






Si se trata de desnudarme
soy ese cuerpo…
sólo el corazón latiendo de rojo
carne ardiente ante la corrupción de la palabra.
Soy la que desnuda es tierra fértil
arado de tus obreras manos.
Soy la que mojada hace semilla creciente de un nosotros proverbial...
un nosotros no marchito
imaginario como todo lo nuestro.
Si se trata de desnudarme
tomar el rehén de mis encantos
escombrar los rastros que dejaste…
huellas intangibles de tu nombre
lenguaje en braille que leo al tocarme.






Es desnudo mi cuerpo una hoja en blanco...
llama viva
sonido sordo
bello canto
sílaba tónica
cuerpo perpetuo de ti...bendito…vacío de ti.





                                                                                                                                

Todo es tu nombre, en esta soledad ha sido tu nombre el alivio de mi consigna, tus seis letras que hacen llevadero el día, no traiciono la huida, navegar de tristeza… te quiero, infinitamente como una enfermedad sin cura, te quiero irremediable a mi distancia, salvación de este tormento, te quiero por las andanzas, te quiero, te quiero siempre; una y otra vez te quiero, como se quiere al hombre que se aleja en el puerto, como se quiere al caballero sin  armadura, como se extiende la mano cuando se cruza la calle a un ciego,  te quiero… A veces también me quiero, como a la mujer que se despide de beso en la frente,  la que se abraza al bienvenido y se derrama en lágrimas por el muerto… mujer sencilla de mirar preciso, mujer casita, mujer hoguera de verso nuevo, bendito tu nombre que puedo gritarlo, que es mi pasaje y mi barquito de papel…charquito de agua turbia…burbuja de jabón que se revienta con lo que somos y nunca fuimos…con el nosotros.

Coral Ochoa

2 comentarios:

  1. Que el camino salga a tu encuentro Que el viento siempre esté detrás de ti Y la lluvia caiga suave sobre tus campos. Y hasta que nos volvamos a encontrar

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  2. Que nunca se te venga el techo encima

    A.M.A.R.

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