La Liga latinoamericana de Artistas es un movimiento creado desde 1990 por Alonso Jiménez, con una orientación filosófica clara, existir en plena y total libertad de creación y expresión. El colectivo opera desde varios países, especialmente en el campo de la plástica, la poesía y el ex libris, sin embargo, se muestran caras diversas del arte, vinculándose necesariamente a otras artes como el teatro, la danza y la música, sin recurrir a patrones lógicos, ni estructuras rigurosas.

LIGA LATINOAMERICANA DE ARTISTAS

Quien se acerque cuidadosamente a estas páginas, podrá advertir los atributos generosamente expuestos en ellas, sin otra pretensión que mostrar la diversidad y el aliento de las distintas artes.

A parte de la plástica, la virtud de la palabra emerge con un espíritu no empañado de vanidad; podría decirse que este es un ejemplo de personas liberadas de lo verboso, no por medio de máscaras, sino con el ejercicio de ir a la idea para beber de ella su signo preciso y aplicarlo a las rarezas del verso con influjo y dominio de la soledad, la música, las ausencias o los reencuentros.

El sentido de lo vital se funde en la desnudez de la imagen y en la carne de lo lírico, pero para ver este acto es necesario tener un consecuente afán de sentir cada letra, cada mancha o cada línea, así, usted podrá darle el nombre exacto a este atrevimiento poético. Quisimos excluir lo innecesario y dar cabida al valor de la naturaleza afectada por la emoción de un poeta o un pintor, llamados también a desentrañar y a curar en parte, la fatiga de la humanidad.

Alonso Jiménez.


(Tomado de Antología de Poesía colombiana. Liga Latinoamericana de Artistas. 2009)

domingo, 11 de agosto de 2013

Un cuento y un poema de Ingrid P. González


BAD RELIGION

Ya…creo que me cansé.
No vuelvas a llamarme, por favor. No te imaginas el color naranja que sube a mi frente cuando la bocina del celular escupe tus celos reprimidos y me pone al descubierto, entonces todos se ríen de mí. Espero comprendas que no es lo mismo humillarme ante tus rodillas pálidas que frente a mi espejo todas las mañanas.
Te voy a devolver todas las colonias que me diste…No creas, yo sabía que no te gustaba mi olor natural; además debo confesarte que los señores Perri, Hugo y Ralph fueron a posarse sobre el pelo del perro, ése, el que una noche te rompió las medias de seda y entonces me juraste una muerte al sexo. En verdad estabas bravísima. Cosa que ahora ya no me altera, desde que por ser una idiota coincidencia tu mejor amigo estrelló tu carro contra el mío y tú me recomendaste visitar al oftalmólogo. Pero sabes que eres muy sabia… ¡Que man tan ciego al querer estar contigo!
Yo nunca odie tu silencio. Y si te miraba la espalda no significaba que tus chillidos se los tragara tu muda lengua, créeme. Solamente no te daba la cara porque yo bien sabía que llorabas por otro. Sí, sí…desde siempre lo supe, no te dejé porque detesto las sabanas frías. Tú sólo sabes cuánto.
Pero sería un completo mal agradecido sino aplaudo tu spaghetti, aunque me sabe igualito al del restaurante que está cerca de tu trabajo. ¿En verdad alguna vez me cocinaste otra cosa que no fueran las bolas? ¡Ah!…Allá tu y mi cocina.
Entonces, y por si las matemáticas no te dejan pensar en otra cosa que no sean sus números, ––señora finanzas–– para que entiendas, me estoy echando de tu vida. ¿Sabías que para eso no se necesita tocar platillos ni hacer una carta de invitación?
Si, nena, close tu boca.
Otra cosita. Yo no soy tu dios ni tu néctar ni tu chofer ni tu botones,  ––¡malditas tardes de cargar bolsas por todo el centro comercial!–– mucho menos tu mortal. Recuérdame como tu peor creencia, como la bad religion que te sacaba hasta la última gota de fervor, éxtasis y rabias, ––dinero también–– ahora mismo que te arrepientes de haberme dedicado aquella canción de ese grupo mexicano.
Acuérdate también cuando llevabas mis pasos hacía ese montón de gente con ínfulas áridas y te dirigías a mí no precisamente como tú “cielito”; vomitabas mi nombre secamente, llamándome como tu sirviente, presentándome como si fuera la persona conveniente en tus contactos, mostrándome como tu manager. ¡Ja! Y yo únicamente iba para probar los cócteles y mirar piernas educadas…
Ahora también te voy a admitir cada una de las cosas que sospechaste de mí. Mándame al carajo, acúsame de ladrón, de aprovechado, de promiscuo, de llorón, de inmaduro, porque de todo eso tú eras la razón. Ya lo he oído de tu boca. Pero sólo quiero tus disculpas y mis razones sean validas antes de sacarme completamente de tus deseos. Y como siempre tú no quedes mal.
También tienes mi autorización para expectorar sobre mi fama las veces que quieras. Nunca me ha importado escupir hacia arriba.
Finalmente y para no terminar esto en una demanda por calumnia, voy a decirte que, honestamente cuando te hallé no sabía por qué, ahora no sé dónde ponerte.
¿Cabe tu ego en mi bolsillo?


El hombre que quieres electrocutar con el secador,
Abri1 19 de 2004. Bogotá Colombia


***


Preámbulo para un recuerdo
Hasta el amanecer de esta muerte inmediata,
celebraré
el sueño bendito, la luz acogedora.
Entonces
beberé de la copa roja,
del líquido negro y su lenguaje oscuro.
traerás a mis espaldas
una oración de amado peregrinaje
con la inocente suplica
de tus manos manchadas y pérfidas.
También acomodarás
en el fondo de atónita hermosura
una vela de llama azul,
que engrandezca mi partida inmediata

y te recuerde el olvido que seré.





Ingrid P. González
Nació en Bogotá, Colombia (1990). Cuentista, cronista y algunos dicen que poeta. Ha realizado estudios sobre creación literaria en el Taller de Crónicas Barriales (2007) y en el Taller de Escritores U. Central (2009). Actualmente participa en el Taller Virtual de Escritores (Fund. Gilberto Alzate Avendaño y U. Central) mientras  cursa un pregrado en la Universidad Pedagógica Nacional.
Primer puesto en el concurso de ensayo de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño con el tema “Literatura, cultura y paz en Colombia” (2007). Jurado en el Concurso de Cuento, Poesía y Artes Gráficas del SENA (2009). Ha publicado crónica en la Antología de Crónicas Barriales y en la página web de la Biblioteca Luis Ángel Arango (2007), como poesía en la revista Gavia (U. Distrital, 2009).
Invitada a diversos recitales como: Recital Internacional de Poetas Jóvenes (Primer Festival del Libro); Recitales I, en el marco del Primer Encuentro de Artes Jóvenes Latinoamericanas (2009); “La palabra tiene la palabra”, U. La Salle y Fundación en Arcadia Ego; y Narrativa Última, Grupo Caterva (2009).
Parte del Grupo Remington y redactora de la revista Palabrero Virtual, así como del equipo de redacción de Recitales Góticos Bogotá.  

LA TRISTEZA DE DIOS

Omar Ortiz*

Una de las preguntas que plantea este poemario de Omar Garzón tiene que ver con si es cierto o no que Dios pueda derramar lágrimas como cualquier mortal. Si la divinidad llora, ¿lo hace por nosotros?, ¿por ella misma?, o simplemente como decía la abuela del poeta es un llanto que pretende consolar nuestras humanas congojas, nuestro vacío frente a la inexorable muerte. Son interrogantes que tan solo se pueden responder desde la poesía, porque contraría a la fría, veraz, objetiva estadística que nos cuantifica la barbarie, que nos numera de cuantas maneras podemos darle salida a la bestia que nos habita. La poesía, nos documenta la forma como entramos en la muerte, nos ilustra el mapa de nuestras calles  sembrado de manos y de tripas. Basta leer Testimonio no documentado sobre Chengue.
Por eso es importante la voz de los poetas, porque son ellos los testigos lúcidos de la sombras, de esa sombra esquiva ya que ni siquiera tu sombra te acompaña porque la dejaste atada a otra sombra que pasó desprevenida por el parque. Pero también son los privilegiados de la luz, de un efímero destello que se imprime en las huellas de un vaso vacío. Ese objeto que acompañó a Darío Betancourt Echeverry, natural de Restrepo, Valle, antes de ser desaparecido por los asesinos. Sí, la ausencia también puede acompañar desde un cortejo de luciérnagas.
Tal vez los poemas de Garzón no sean los de un poeta que pretenda contar con un público que busque en la poesía la tan maltrecha belleza o la perfección formal de los versos. Porque sus poemas están hechos desde una contenida furia que no puede hacer concesiones de porcelana frente a una realidad que violenta día tras día nuestra percepción hasta llevarnos a pensar que volar por un segundo o colgarte de las nubes por un instante son las únicas formas de abrirte paso entre la niebla. Pero sin duda es una voz con un contenido altamente poético que se aferra a la poesía para sobrevivir, como leemos en Lo que me salva es la noche lenta donde nace el verso, Aquí estoy de nuevo, aferrado a este árbol que nace entre raíces de cal; a este que detenta en cada hoja la pupila de mis ojos; a este que da nacimiento a mi canto entre vientos de la noche. Aquí estoy, con el rostro en las rodillas, pensando en otra ruta, buscando otra salida. (…) Alguien que da vida a un árbol, que acaricia cada uno de sus frutos y encuentra refugio al abrigo de su sombra, no puede colgarse de sus ramas.
Tenemos a mano un libro de poemas, no de versos, menos de canciones, un libro, que como el fuego puede alimentarnos o consumirnos. Los que se atrevan por sus páginas no serán nunca favorecidos de los dioses.


*El texto anterior fue escrito por Omar Ortiz a manera de presentación del libro Flores para un ocaso el cual se publicará en octubre próximo.

*Omar Ortiz Forero (1950) es editor, gestor cultural, poeta y profesor. Abogado de la Universidad Santo Tomás.


Cuadro Calígula del antropólogo y 
artista plástico colombiano Alonso Jiménez.

sábado, 10 de agosto de 2013

Poemas Eve Violeta Gauna Piragine


EL DULCE DOLOR



Eran otros tiempos
donde el beso enardecía los sueños
y las palabras se alimentaban
de largos silencios.
Labios mudos que llenaban los espacios
con caricias que nunca preguntaban.
Desnudos de recuerdos
en una entrega más allá del pensamiento
condenados al pecado
que peca por inocente, por devoto
a la  pureza simple del amor.
Atrapados, perplejos
entre una sonrisa y una lágrima
que desprendían
la intensidad del instante
mientras la verdad y la idea
batallaban con nuestras realidades.
Los huesos de lo que fuimos
no descansan en paz.



LA ÚLTIMA LIBERTAD




Hoy he renunciado
a todas las luchas
para ser una voz errante
huérfana de batallas.
Abandono un mundo
que me abandonó hace tiempo
donde fui solo pasos
mendigando caminos.
He comprendido
que fuera de mi
no hay donde llegar,
que las paredes mienten encierro
porque la libertad
no se mide en metros,
y que el universo entero
puede ser una brutal cárcel.

sábado, 20 de julio de 2013

Once poemas de Coral Ochoa



Ha pasado un año, quizá dos desde la ausencia, los ojos en llanto y la garganta reseca, comencé a congelarme desde dentro, las vísceras podían escucharse crujir como hielo seco, era el inicio de todo lo que toco, lo que despedazado se retuerce como un cristal a punto de ser soplado, es el viento, el aire ensortijando mis cabellos, la luna circular bajo la aurora de mi pecho, son estas manos a punto de no escribirte, de no desearte, de seducirse por la polaridad del norte, del casi azul del tono blanco que puede ser mi piel en congelante, es un escalofrío eterno por las orillas del cuerpo, por la silueta deseosa, un recorrido incierto pero atemperante…fino y ejemplar paso a desnivel, soplar con  la ventana abierta, la pupila, los sentimientos, ¿dónde me voy a buscar después de congelarme bajo esta luna milagrosa?, ¿dónde poner a calentarme bajo este mediocre sol  de embarcadero?






  
Entonces me haces falta… me descubro pensando que estos días ya no te escribo, sufro de olvido,  mala memoria,  simplemente  nos hemos ido… el uno de otro, de los viejos pasillos, de las cafeterías del centro y las librerías de viejito,  somos dos perdidos, extraños que se empeñan en no buscarse por temor a verse de nuevo…reflejados, involucrados en ellos, como espejos que ambulantes se pervierten entre necios.






Confieso, cómo no pensarte en la tormenta de mis días, cómo no quererte una y otra vez en estos meses donde la tierra se impregna de humedad y nace la vida, necia la mano que te escribe, los ojos que siguen viéndote entre sueños, las frases que no se cansan de hacer liturgia para tu llegada, monopolio de este raquítico lamento, confieso… te confieso la derrota.
Y aunque hoy busque tu carne, ese corazón podrido, lleno de arterias, latiendo sin mi voz, fluyendo sin mis remedios caseros… no deja de ser un hueco en este pecho, un barquito de papel en mi interior.







Tú… el hombre… timón de mi barco, viento de mi puerto, mar en que navego.
Yo… la mujer… barco que se adentra en tu marea, ancla que se hunde en tu virilidad,  vela que se deja llevar por tu viento.
Nosotros… nada…cuerpos en la húmeda soledad perpetua.








Ahora que  somos dos cuerpos enmudecidos… silente compás de tu boca en la mía.
Hablo y escucho el dialecto primitivo del amor, canto que se forma cuando a dos manos recorro el mundo…lenguaje primigenio de lenguas enredadas en un solo verso, figura sonora de tu cuerpo en mi cuerpo… eres en cada espacio: la nota musical perfecta, la balanza de mí en esta tierra…resonante golpe de tu corazón contra mi pecho, rítmica respiración cuando somos dos serpientes  enredadas, cuando buscas penetrarme y yo me ofrezco.
Ahora que somos dos cuerpos enmudecidos…  yo pienso en tu luz iluminándome por dentro, en tu voz secando mi sed.







Existen días que se olvidan de mí, como cántaros rotos que se vuelcan en las rodillas del sediento, días que presumen de mi ausencia, fantasmagórica imagen donde no existo, dónde los transeúntes se revuelcan entre mi cuerpo transparente de recuerdos, días donde ellos me destierran del horario y la misericordia de la memoria.
Existen días que se olvidan de mí, fotos donde no estoy, compañeros que nunca tuve, nombres que no conozco, donde no me busco, donde no me encuentro, tengo días que se han escabullido de las manos, infantes retratos de color negligencia, pasajes secretos de la soledad, miradas que no me pidieron las viera, bancas individuales de los otros que no soy.







Me complace la nada:
no saberte.
Me complace la soledad:
esta muerte… miento






  

Ayer comí mis ganas de saber de ti, verte vivo en la palabra para arrancarme a tirones con la verdad, realidad de mis ojos sin llanto, mujer sentada a tu derecha, pregunta justa en el momento menos indicado… ayer caminé por el retorno de no saberte mío,  coserme los labios con el humo del cigarro, abrazarte fuertemente para que entre mis brazos se fueran las sílabas rotas: quédate a mi lado, déjame alimentarme de tu pecho, tómame de la mano y vamos a desaparecer.
Ayer cayó el asombro por la madrugada, como pájaros cantando en el eclipse, lunas que sin llenar se llenan de ti, ayer me quedé sentada a la orilla del camino, despidiéndome con una sonrisa … que los días siempre pasan de prisa con la huella distante del ayer.






Si se trata de desnudarme
soy ese cuerpo…
sólo el corazón latiendo de rojo
carne ardiente ante la corrupción de la palabra.
Soy la que desnuda es tierra fértil
arado de tus obreras manos.
Soy la que mojada hace semilla creciente de un nosotros proverbial...
un nosotros no marchito
imaginario como todo lo nuestro.
Si se trata de desnudarme
tomar el rehén de mis encantos
escombrar los rastros que dejaste…
huellas intangibles de tu nombre
lenguaje en braille que leo al tocarme.






Es desnudo mi cuerpo una hoja en blanco...
llama viva
sonido sordo
bello canto
sílaba tónica
cuerpo perpetuo de ti...bendito…vacío de ti.





                                                                                                                                

Todo es tu nombre, en esta soledad ha sido tu nombre el alivio de mi consigna, tus seis letras que hacen llevadero el día, no traiciono la huida, navegar de tristeza… te quiero, infinitamente como una enfermedad sin cura, te quiero irremediable a mi distancia, salvación de este tormento, te quiero por las andanzas, te quiero, te quiero siempre; una y otra vez te quiero, como se quiere al hombre que se aleja en el puerto, como se quiere al caballero sin  armadura, como se extiende la mano cuando se cruza la calle a un ciego,  te quiero… A veces también me quiero, como a la mujer que se despide de beso en la frente,  la que se abraza al bienvenido y se derrama en lágrimas por el muerto… mujer sencilla de mirar preciso, mujer casita, mujer hoguera de verso nuevo, bendito tu nombre que puedo gritarlo, que es mi pasaje y mi barquito de papel…charquito de agua turbia…burbuja de jabón que se revienta con lo que somos y nunca fuimos…con el nosotros.

Coral Ochoa

Coral Ochoa

Poeta y Narradora Nayarita, nacida el 07 de agosto de 1982, perteneciente a la Liga Latinoamericana de Artistas desde el 2009, dirigida por Alonso Jiménez Galindo, artista plástico Colombiano.

Bajo las influencias del realismo mágico y el idealismo mágico, corrientes llevadas al éxtasis por autores  como: Gabriel García Márquez,  Ángela Becerra. Alejo Carpentier, Elena Garro, Rulfo; por mencionar algunos, Coral Ochoa encuentra una voz para expresar emociones y hace que su poesía y narrativa irreal formen parte de lo cotidiano y se vuelvan sencillas, comprometidas,  profundas, desbordantes de pasión y lugares para habitar.

PERFIL ACADÉMICO
                      
Maestría en lingüística aplicada a la enseñanza del
Español como lengua extranjera, 2009 a 2011,
Maestrante, Universidad de Jaén, en Lìnea.

Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas, 2000 a 2004, titulada, UAG.


ACTIVIDADES     ARTÍSTICAS_________________________________
·         Conferencia “Cuestión de Género”, UNE, Torre Quetzal,  Gdl. 2013
·         Coloquio de Escritores del Pacífico, UAN, Nayarit, 2013
·          Entrevista en Radio, Charlando con la Cultura por Alfonso Orozco, 2012.
·         Performance poético, Mantícora Azul, por Kadir Abdul, Bogotá Colombia, 2012
·         Escritores por ciudad Juárez, lectura  sincronizada en la República, en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas, Gdl, 2012.
·         Entrevista en Radio Morir, por André Michel para la difusión de la LLA en México., 2012.
·         Taller de Hipecuento, UdG Virtual, 2012.
·         Coordinadora y Diseñadora del Diplomado “Paradigmas Educativos”, ENSN, 2006
·         Coordinadora y Diseñadora del Diplomado: “Estrategias Metodológicas para crear,  recrear e innovar la enseñanza del Español”, ENSN, 2005
·         Video “Un planeta para ti”, Peña Cuicacalli, Guadalajara, Jal. Presentación del Cd. “Un mito más” del cantautor Luis Ku. 2005   
·         Congreso de Literatura Española, UdG, 2004.
·         Coordinadora y Diseñadora de los Talleres: Teoría Literaria, Texto Ultracorto, Taller de escritura creativa, Como formar alumnos lectores y productores de textos, ENSN, 2003 Y 2004
·         Performance Antesala de una espera, Museo de la Ciudad, Gdl. Jal. 2002
·         3er. Encuentro de Talleres Literarios, ITESO, 2002.
·         Congreso de Literatura Griega Moderna, UAG, 2000.
·         Curso de Fotografía Clásica, UAN, 1999 -2000

OBRA ARTÍSTICA RELEVANTE

Femina Poesi, Antología, LLA, Colombia, 2013.
Bolero de Pasión, Antología Virtual, México, Ediciones Zetina, 2013.
Díptico, Antología Poética, LLA, Colombia, 2010.
Mantícora Azul, Antología Poética, LLA, Colombia 2010.
Ningún Hombre, Poesía, LIA, Barcelona, 2009. (www.visiónlibros.com)
Huitzitziluiht, Poesía, Ediciones Rosas, México, 2000.
Coautora de los guiones: “Hasta mañana”, “A través de la ventana”, “Simona”, el largometraje “Los de Abajo”, bajo la producción y dirección de los productores Leopoldo Aguilar Guerrero y Armando Padilla.




sábado, 13 de julio de 2013

Poemas de Omar Garzón Pinto


Poemas del camino en una noche larga

  
No sé por qué guardo entre los pasos
La absurda esperanza de encontrarme”

                                        Germán Villamizar



VENGO DEL SILENCIO de las hojas, de la ausencia de los ríos,  del lugar olvidado por los hombres donde sólo habita la sombra de los árboles. Vengo de la estancia donde el zumbido de las ramas es nuestra memoria, nuestro ruego a la Luna. Vengo de la más profunda entraña de esa tierra que se traga los habitantes a su paso: No hay tiempo para llorar en el campo cuando la única arma es el arado.
Crecimos con las plantas y la higuera no da frutos. Nuestros nombres están escritos en los peñascos y nadie nos recuerda. La lluvia, que nos arrulló tantas veces, no da testimonio de nosotros, ni siquiera una gota de rocío se posa en nuestra huella. La única esperanza es arar, arar, arar una tierra que no nos merece.
Vengo del lugar donde las manos son el testimonio de la vida: Gramo a gramo las cosechas dieron forma a nuestra piel y las aves son la voz de los que partieron volando entre bramidos.
Recuerdo a la abuela diciéndome: “Esas son las lágrimas de Dios cuando caen al suelo”. Tengo pocos años y menos heridas que las que tenía papá cuando lo enterramos, pero sé muy bien que las lágrimas no son destellos de fuego entre cortinas de noches y cenizas y cuerpos al viento. Las lágrimas de Dios no pueden ser ese mismo vacío que son las nuestras.

Vengo del silencio de las hojas, de la ausencia de los ríos. No sé para donde voy. Antes de ir al cielo, mamá me dijo cuándo pasar el semáforo cuando estuviera solo, pero no recuerdo cómo hacerlo.





CAMINO PARA
EL OLVIDO

Que venga la muerte
y toque la puerta
Que venga en la tarde
en la noche en el día
no importa estaremos
bañando las flores
preparando café
durmiendo a los niños
Que venga y pregunte
el día de la siega
el nombre del pueblo
de los campesinos
y pase revista
en el parque central
Que venga y se burle
de éstos nuestros miedos
Que nos forme a todos
uno junto al otro
apuntando nuestras
frentes nuestro pecho
nuestro pie embarrado
Que venga y nos pegue
que todos pondremos
esta otra mejilla.

Que venga la muerte
y nos rasgue la piel
nos quite los dedos
nos cierre los ojos
nos rompa los dientes
nos bote a la brisa
y nos abandone
en esta intemperie
en donde los buitres
nos abran los poros
nos chupen la sangre
nos quiebren los huesos
nos piquen las sienes
mientras nos tragamos
la lengua tratando
de no sentir nada
y de no esculpir más
sonrisas oscuras
en nuestros fríos párpados

Que venga sin afán
que venga silente
y como una fiera
nos ponga en su boca
con sus garras de hiel
y cave profundo
cubriendo nuestra voz
hasta que no seamos
más que un vago sueño
más que un gris murmullo
una hoja seca en el
camino olvidado
una plasta verde
de mierda asoleada

Que venga sin temor
que nuestra venganza
nuestro grito ardiente y
nuestra espada serán
estas letras tenues
de hambre exiliada
estas simples líneas
de errante cansado
líneas que de pronto
ningún hombre leerá.


A las víctimas de la masacre de El Salado







HAY CAMINOS


Hay caminos, caminos de herradura,
caminos de semilla, caminos florecidos,
caminos de la siega, caminos de lluvia,
caminos de alegría, caminos escondidos,
caminos iluminados por la Luna,
caminos asaltados por ocultas fieras,
caminos húmedos de llanto,
caminos cubiertos por locura,
por sonrisas –sólo a veces por sonrisas–
muy cortas, fugaces…
Hay caminos, caminos de flores muertas
y hombres que penden de sus hojas;
Caminos techados por ramas que se tejen
                                                       /en el cielo;
Caminos soñados con escaleras a las nubes,
caminos dibujados por abuelos taciturnos
                                          /que aún caminan;
Caminos que duelen en los dedos de los pies
y pululan en el rostro, en las manos,
en la cabeza que voltea, en el pelo,
                                          /en la ropa
que sin causa y sin remedio
suda y suda entre pasos que pintan piedras
de rojo, de llanto y de lengua seca…
Hay caminos de jadeos, caminos como abismos,
caminos de incertidumbre,
caminos sin resguardo,
caminos que parecen iguales –cada uno esconde
tras de sí su único misterio–;
Caminos de selva, de cólera y malaria;
caminos sin espejo, ni siquiera aguas cristalinas
ni turbios riachuelos que destiñan nuestros rostros.
Caminos con piedras milenarias.
Caminos con cometas ocultos en la tierra,
caminos para escoger a la hora de la huida,
caminos con paisajes desolados,
caminos de abrazos, de saludos
y palmadas en la espalda
cuando pesan nuestros huesos, nuestras ira
y nuestra casa en estos hombros.
Caminos de fantasmas que nadie mira.
Caminos de huellas borradas por la lluvia
porque ni siquiera se acercaron los hombres
                                                            /a taparlas.
Caminos de voces, de murmullos
y rumores lejanos sobre hombres de ojos blancos
que caen como sombras en el horizonte.
Voces de llamados que viajan con nosotros,
que se aferran a los troncos y gritan
al paso de las caravanas de los mercaderes
que no escuchan porque sus monedas,
                                             sus monedas…
Caminos de cartuchos, de sierra y de segueta
levantadas al alba, descargadas en los cuerpos
junto a los lechos fríos que no verán esta noche
el brazo, ni la pierna, ni el sexo descubierto,
ni el rostro deforme de sus dueños.
No escucharán el canto de los gallos
una vez más de madrugada;
El Sol ya no será el milagro de sus vidas
y sólo el prado les servirá de vestido.

Hay caminos de seres que respiran otra niebla,
caminos cegados por hollín,
caminos tan oscuros, tan grises y calientes
como si el infierno nos hubiera alcanzado
en este lugar en donde no somos noticia,
ni siquiera susurro o sombra de mañana…
Caminos, miles de caminos.
Todos nos ofrecen la esperanza,
la única esperanza,
la triste esperanza de seguir andando
sin importar que todos ellos nos lleven
al mismo punto: ser los testigos de nuestra ceniza
que se sienta sobre el suelo despojado;
Ceniza que todos pisan, que nadie ve
y, sin embargo, seguimos andando muy despacio,

como cavando nuestra tumba.


Fotografía de Camila Charry Noriega.

Omar Garzón Pinto
Bogotá, Colombia. Sus poemas han sido publicados en revistas y periódicos de Chile, Colombia y México. Ha presentado su obra en diversos espacios como el XXI Festival Internacional de Poesía de Bogotá (2013); III Festival de Literatura de Bogotá (2012); Recitales de Poesía Independiente (Bogotá, 2012-2013); I Recital de Poesía Universidad Minuto de Dios (Bogotá, 2012); y en las III y VI versiones del Recital de Poesía Universidad de La Salle (Bogotá, 2011), entre otros. Entre los años 2011 y 2012 se desempeñó como tallerista de la Fundación Andrés Barbosa Vivas. Autor del libro Faro desnudo, editado por la Liga Latinoamericana de Artistas (Bogotá, 2011). En la actualidad trabaja como profesor de Geografía en el Colegio San Basilio de Bogotá y prepara la publicación de su segundo poemario titulado Flores para un ocaso. Dirige el blog farodesnudo.blogspot.com.